Este señor ha hecho en la última parte de su trayectoria lo mejor de su carrera. Y lo ha realizado tras la cámara. A obras maestras como Sin Perdón, Million Dolar Baby o Mystic River, se le añade pequeñas obras de arte como Un mundo perfecto o ésta, titulada Gran Torino.
La primera parte de Gran Torino es una historia un poco anclada en estereotipos. Apática, un poco previsible, pero de ninguna manera aburrida. La historia es nuevamente sencilla, que va al grano, que cuida perfectamente la línea narrativa con el poderío visual. Su guión, sin ser prodigioso, es bueno, y sus chistes y gags racistas están logrados, porque de ninguna manera pretenden apoderarse de la película. Es más son parte de su esencia.
La segunda parte de la cinta es extraordinaria. Y el final es portentoso, lleno de momentos visuales que se te quedan grabados en la memoria. Una de las mejores películas del año, sin lugar a dudas, lástima que no se reconozcan el volver a tratar temas ya realizados.